Este es la copia fiel del articulo publicado en un diario anunciando la muerto de Anunciada Budassi esposa de Pedro M. Marozzi:
D. ANUNCIADA B. DE MAROZZI
En la ciudad santafesina de Rafaela, ha fallecido a la edad de 93 años, la señora Anunciada B. de Marozzi, distinguida dama perteneciente a un honorable hogar del medio y madre del reverendo cura párroco de la ciudad citada. Era la muerta, un ejemplo digno de acrisolada virtud. Llegada al país, muy niña, cuando el siglo asomaba, construyó un hogar campesino, dedicándose con verdadera unción cristiana, al amparo del necesitado y a formar a sus hijos en el culto de los nobles apostolados de caridad y amor al prójimo, sentimientos que el Creador premiara justicieramente. Y el premio más preciado, para su alma pura, fué el de ver consagrado a uno de sus retoños, con las vestiduras sacerdotales. Fué desde entonces, hace 25 años, cuando una nueva luz iluminó su espíritu y dedicó todos sus afanes y sus más puros menesteres a acompañar al hijo sacerdote en el cumplimiento de la sacrosanta misión cristiana. Y ahí, junto a su hijo, le sorprende el llamado de Dios que la halló con la preparación del justo, para emprender la senda de la cual no se retorna jamás. Su recuerdo vivirá siempre en la memoria de todos aquellos que la conocieron y que sabían de su mano derecha constantemente tendida y cuya mano izquierda jamás sabía lo que alcanzaba. De esos mismos que hoy lloran desconsoladamente.
El sepelio de los restos mortales de la virtuosa dama, se realizó en la ciudad de Rafaela el 15 de mayo. Todo el pueblo estuvo de duelo ese día. Ello fué el mejor homenaje que pudo rendirse a la mujer austera que supo dar muchos hijos a la patria y uno de ellos, el predilecto, a Dios.
D. ANUNCIADA B. DE MAROZZI
En la ciudad santafesina de Rafaela, ha fallecido a la edad de 93 años, la señora Anunciada B. de Marozzi, distinguida dama perteneciente a un honorable hogar del medio y madre del reverendo cura párroco de la ciudad citada. Era la muerta, un ejemplo digno de acrisolada virtud. Llegada al país, muy niña, cuando el siglo asomaba, construyó un hogar campesino, dedicándose con verdadera unción cristiana, al amparo del necesitado y a formar a sus hijos en el culto de los nobles apostolados de caridad y amor al prójimo, sentimientos que el Creador premiara justicieramente. Y el premio más preciado, para su alma pura, fué el de ver consagrado a uno de sus retoños, con las vestiduras sacerdotales. Fué desde entonces, hace 25 años, cuando una nueva luz iluminó su espíritu y dedicó todos sus afanes y sus más puros menesteres a acompañar al hijo sacerdote en el cumplimiento de la sacrosanta misión cristiana. Y ahí, junto a su hijo, le sorprende el llamado de Dios que la halló con la preparación del justo, para emprender la senda de la cual no se retorna jamás. Su recuerdo vivirá siempre en la memoria de todos aquellos que la conocieron y que sabían de su mano derecha constantemente tendida y cuya mano izquierda jamás sabía lo que alcanzaba. De esos mismos que hoy lloran desconsoladamente.
El sepelio de los restos mortales de la virtuosa dama, se realizó en la ciudad de Rafaela el 15 de mayo. Todo el pueblo estuvo de duelo ese día. Ello fué el mejor homenaje que pudo rendirse a la mujer austera que supo dar muchos hijos a la patria y uno de ellos, el predilecto, a Dios.
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